Jornada 1ª: M’hamid el Ghizlane.

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Arquitectura, Arquitectura de tierra, Desierto, Draa River, Historia, Morocco, Patrimonio, Viajes

M’hamid El Ghizlane (en árabe: امحاميد الغزلان), es una población de Marruecos situada en el sureste de la provincia de Zagora, la mayor en extensión de la región de Souss-Massa-Draa, cuya capital es Agadir, y que limita con Argelia. M’hamid, junto con Merzouga (Mequinez-Tafilalet) es una de las dos puertas del desierto del Sáhara que existen en Marruecos.

M’hamid ocupa un extenso oasis en el valle del Draa, que históricamente fue una de las principales etapas para las caravanas de camellos que constituyeron el transporte trans-sahariano desde tiempos inmemoriales. Las caravanas se formaban al reunirse en grupos de mercaderes, peregrinos y otros viajeros, a fin de afrontar con mayor seguridad la azarosa travesía que supone el desierto. El desierto del Sáhara está formado básicamente por extensiones de pavimento rocoso o hamada (حمادة) y por zonas de dunas.

El antiguo poblado de M’hamid se encuentra en fase de paulatino abandono ya que la población se va desplazando al nuevo M’hamid, situado a unos tres kilómetros al norte. M’hamid dista unos 94 km de la capital de provincia (Zagora), siendo el final de la actual carretera.

Su economía se basa en una gran parte en el turismo, ya que desde allí se organizan excursiones a la dunas de Chegaga, aunque tradicionalmente su riqueza ha sido la agricultura, cosechándese trigo y cultivos de huerta y sobre todo dátiles en sus innumerables palmerales.

El topónimo de M’hamid deriva de su propia historia que nace con su fundación que podemos situar seis generaciones atrás, y por tanto, de forma aproximada a mediados del siglo XIX, cuando un viajero de Libia llamado Ahmed Ben Gasi llegó al oasis, y sus dos hijos Öuled Ahmed y Öuled Yusuf se establecieron en sendos ksares contiguos a los que pusieron sus nombres, y que hoy se conservan prácticamente íntegros. Öuled Yusuf conserva incluso hoy día el mismo nombre, sin embargo Öuled Ahmed derivó en M’hamid, tal como hoy lo conocemos. Posteriormente se le añadió el término el Ghizlane (gacela), que hace referencia a la gran cantidad de éstos antílopes que poblaban no hace mucho este oasis.

El poblado de M’hamid es un ksar. El ksar (قصر ) es el término árabe magrebí que designa al castillo, y cuya etimología probablemente es latina (castrum). Un ksar es un conjunto de casas formando una sola unidad, con casas construidas apoyadas unas en otras, sobrevolando las calles cubiertas y configurando numerosos engalabernos. El ksar está cerrado por un muro continuo y está dotado de puerta de entrada y salida, siendo una de las principales manifestaciones de la arquitectura bereber. De ésta palabra, deriva “alcázar”, en castellano. El ksar tiene todo lo necesario para desarrollar la vida de sus habitantes, es decir, mezquita, baño, horno, tiendas y graneros colectivos. La puerta del ksar suele ser doble, existiendo un recinto cubierto que permite trasnochar a los viajeros que son acogidos siempre de forma extraordinariamente hospitalaria.

La población del ksar de M’hamid, así como la de Öuled Yusuf, es hospitalaria y amable. No es difícil alguien que no nos conoce de nada nos invite a tomar el te en su casa cuando nos ve paseando por sus calles. Por lo que conocemos, su historia ha sido pacífica, y así nos causa sorpresa enterarnos por alguno de sus habitantes de que el 9 de octubre de 1980, apareció un grupo de soldados del Frente Polisario en vehículos todoterreno que atacó con lanzagranadas sus casas de tierra. Quizás la nobleza de esos muros de tapia y adobe, que nos proponemos estudiar en los próximos días sea comparable a la de sus gentes. Unos muros que no sabemos si en un futuro no muy lejano pasarán a formar parte del desierto o bien sobrevivan al atentado de la modernidad. Para nosotros, sencillamente existen, y esperemos que en las próximas jornadas, seamos capaces de oír todo lo que nos tienen que decir, tanto ellos, como los maestros o mu’allim (معلم) que los construyen.

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